En 1968 el régimen de López Arellano parecía estar en serios problemas. La pésima situación económica produjo conflictos laborales, disturbios políticos, e incluso las críticas de grupos conservadores como la FENAGH. La situación política se deterioró, el gobierno hondureño y algunos grupos privados, culparon de los problemas económicos del país en los cerca de 300.000 inmigrantes indocumentados salvadoreños en Honduras. La FENAGH culpó a los inmigrantes salvadoreños con invasiones ilegales de tierras.
Las tensiones aumentaron en junio de 1969, cuando los equipos nacionales de los dos países se preparaban para enfrentarse con miras a la Copa del Mundo de 1970. Durante el primer encuentro celebrado en Tegucigalpa, se dieron algunos disturbios. Pero la la situación se volvió mucho peor durante el partido de vuelta celebrado en San Salvador. Aficionados hondureños fueron maltratados, la bandera y el himno nacional de Honduras fueron insultados, y las emociones en los dos países llego a ser extremadamente agitada.
En represalia, los hondureños actuaron violentamente en contra de muchos residentes salvadoreños en Honduras, incluyendo varios vicecónsules. La prensa de ambas naciones contribuyó a un creciente clima de histeria, y así, el 27 de junio de 1969, Honduras rompió relaciones diplomáticas con El Salvador. Temprano en la mañana del 14 de julio de 1969, se inició una acción militar concertada la cual se conoció como "la guerra del fútbol". La fuerza aérea salvadoreña atacó blancos dentro de Honduras. Asimismo, el ejército salvadoreño lanzó grandes ofensivas, a lo largo de la carretera principal que conecta las dos naciones y en contra de las islas hondureñas en el Golfo de Fonseca. El ejército salvadoreño más grande y mejor equipado que el de Honduras, empujó al ejército hondureño a más de ochenta kilómetros y capturó la capital del departamento de Ocotepeque. A partir de entonces, el avance salvadoreño se estancó debido a que estos experimentaron escasez de combustible y municiones. Una de las principales razones para la escasez de combustible fue la acción de la Fuerza Aérea Hondureña, que - además de destruir la pequeña fuerza aérea salvadoreña - había dañado enormemente las instalaciones salvadoreñas de petróleo.
El día después de que la lucha había comenzado, la OEA se reunió en una sesión urgente y pidió un alto el fuego inmediato y la retirada de las fuerzas salvadoreñas de Honduras. El Salvador resistió las presiones de la OEA durante varios días, exigiendo que primero Honduras se comprometiera a pagar la reparaciones a los ciudadanos salvadoreños y garantizar la seguridad de los que todavía permanecían en Honduras.
Un alto el fuego se organizó en la noche del 18 de julio, pero este entró en vigor hasta el 20 de julio. La guerra produjo pérdidas para ambas partes. Entre 60.000 y 130.000 salvadoreños habían sido expulsados por la fuerza o habían huido de Honduras, produciendo una grave perturbación económica en algunas áreas. El comercio entre las dos naciones se interrumpió totalmente, dañando las economías de ambos países y amenazó el futuro del Mercado Común Centroamericano (MCCA).
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